El examen a examen.

Buenos días a todos y bienvenidos a nuestro debate sobre educación.

Les escribe David y nuestro tema de hoy es: El examen a examen.

Como siempre nos acompañan nuestros queridos tertulianos David y David que nos van a exponer sus puntos de vista sobre el examen tradicional y la nuevas herramienta de evaluación.

Adelante tertulianos:

- Buenos días. Desde mi punto de vista el examen tradicional tiene como gran ventaja para los profesores el permitirnos la medición con exactitud de todos los alcances del proceso de enseñanza-aprendizaje. De esta forma podemos calificar el esfuerzo de los estudiantes frente a la asignatura. No debe ser tan malo cuando se ha utilizado durante tanto tiempo, y los que hoy somos profesores también hemos realizado dichos exámenes y hemos llegado hasta aquí.

- Buenos días. No puedo estar más en desacuerdo con mi compañero en el enfoque que está dando. En el proceso de examen tradicional lo único que estamos evaluando es si el alumno a memorizado el tema para el examen. No tenemos en cuenta que los alumnos no son solo máquinas de estudiar, tienen otras habilidades o destrezas que no se pueden evaluar con una prueba y el profesor no solamente tiene que ser un ente que imparta unos conocimientos centrados en la superación del examen.

- Todo lo que estas exponiendo es muy bonito, pero muchas veces a los profesores se nos exige que califiquemos a los alumnos con una nota para saber si han adquirido los conocimientos necesarios y así seguir progresando en el sistema educativo, y para mí la mejor forma es el examen tradicional.

- Llamas a eso progresar en el sistema educativo. Lo único que estamos haciendo es introducirlos en una sociedad que te está midiendo constantemente por lo externo y no por lo interno. Consideramos que una persona ha tenido éxito si tiene un buen trabajo, pero realmente es el trabajo que él desea tener; gana mucho dinero, pero realmente necesita ese dinero; tiene una mujer muy guapa, pero es la persona que encaja con él; tiene un cochazo impresionante, pero realmente lo necesita. Igual para una persona el mayor éxito es trabajar en algo que le guste porque puede desarrollar sus mejores habilidades, puede que no gane mucho dinero pero es feliz porque realiza lo que realmente le llena. Los alumnos tienen que participar en esa evaluación para darse cuenta que no solamente es el profesor el que le va a marcar su proceso de aprendizaje. Tiene que darse cuenta que es él mismo el que mejor puede evaluarse si está aprendiendo lo que el profesor explica, cuales son sus debilidades, sus fortalezas, cuales son las dificultades que debe resolver para seguir avanzando. 

- A mí me han preparado para evaluar porque tengo más conocimientos que ellos, si ellos mismos se evalúan, cual es mi papel dentro del aula, como puedo calificarlos para saber si están progresando o no. Sigo pensando que el examen es la herramienta más importante que tenemos para que los alumnos se superen e intenten sacar mejores notas.

- Y porqué no pasar de ser un mero transmisor de conocimientos a ser alguien que les ayuda y les guía a desarrollarse en todos los sentidos. Podemos transmitirles conocimientos, pero también podemos ayudarles a potenciarse como personas. Según Gardner tenemos inteligencias múltiples y deberíamos como profesores intentar desarrollarlas todas. El profesor puede transmitirle unos conocimientos, pero también puede enseñar a los alumnos como aplicar esos conocimientos, como colaborar con otras personas que te pueden ayudar y complementar, enseñarles a evaluarse para que sepan en lo que son buenos y lo que deben mejorar, aprender a evaluar a otras personas para que ellos  también puedan guiarlos.

- Y donde queda el examen que nos permita tener esa nota que nos exigen para saber si un alumno ha superado el módulo o el curso. De alguna forma tengo que calificarlos.

- El examen tradicional es una de los múltiples herramienta que tenemos para evaluar a los alumnos. Pero lo que tenemos que desarrollar son las otras herramientas existentes para esa calificación y el desarrollo integral del alumno. Que no solo seamos nosotros los que evaluemos a los alumnos y sea la única nota, sino que ellos también se califiquen y de paso califiquen a sus compañeros, de esta forma serán partícipes de su educación, y sabrán si se están superando y están adquiriendo los conocimientos necesarios, progresando en sus puntos fuertes y mejorando sus puntos débiles. Podemos desarrollar estrategias como trabajos en grupo, individuales, juegos, ejercicios, diarios, prácticas, etc., y que en todos ellos puedan desarrollar esa faceta de autoevaluarse y coevaluarse. ¿El profesor que tiene que hacer?, sobre todo enseñarles como evaluarse poniendo las reglas de ejecución de las tareas y los criterios de evaluación de los mismos, adaptando las tareas a los distintos tipos de alumnos que tenemos, elegir la estrategia que mejor encaja en los contenidos que vamos a desarrollar en clase. En definitiva, pasamos de ser profesores a educadores.

- Y que hago con todo eso para obtener la calificación. 

- Tú como educador tienes que saber cual es el peso de cada actividad en la nota final y de esta forma obtener un equilibrio. De esta forma los alumnos percibirán que ellos forman parte de la calificación que han obtenido.

Hasta aquí nuestra debate de hoy. 

Mi conclusión final es que no hay un método infalible para educar, sino que hay que ir eligiendo y complementando los distintos métodos que tenemos a nuestro alcance, pero sobre todo que lo más importante son nuestros alumnos.

Espero que haya sido de su agrado y les espero en otros interesantes debates. Un saludo y gracias por su atención.

Dime qué evalúas y te diré qué y cómo enseñas.

Hola a todos.
Se ha propuesto el reto de la reflexión sobre la posible necesidad de un cambio en la dinámica habitual de la evaluación. Con vuestro permiso voy a utilizar las preguntas inspiradoras para seguir un orden en la exposición y que no se me escape nada.
¿Por qué solemos dejar la evaluación para el final de los bloques, temas, ciclos, etc.?
Después de haber realizado los retos de este módulo me he dado cuenta que no solamente hay un método de evaluación y que dejamos para el final un examen no una evaluación, inconscientemente estamos constantemente evaluando. En mi caso he concreto, utilizo todo el tiempo de clase para evaluar: preguntando sobre el contenido del tema que estoy explicando, realizando ejercicios, trabajos, prácticas, etc. no solo individuales, sino también en grupo. Por ejemplo: cuando pregunto sobre algo que estoy explicando, los alumnos se pueden dar cuenta si han entendido los conceptos, si se pueden ayudar entre ellos, a mi me puede dar una idea del grado de entendimiento de lo que estoy explicando y el ritmo que debo imprimir a la explicación, en definitiva, se puede estar constantemente evaluando, no examinando.
¿Las evaluaciones iniciales sirven realmente para algo más que para "encasillar" al alumnado?
Yo creo que más que para encasillar al alumnado deben servir para elaborar una estrategia de como tenemos que abordar, por ejemplo, un módulo. Con esta evaluación nos damos cuenta sobre que elementos debemos hacer un mayor esfuerzo para que el alumno alcance el éxito: una explicación más exhaustiva en los puntos más flojos, un trabajo sobre un concepto que requiere más profundidad (si es posible en grupo para que se ayuden unos a otros), ejercicios más concretos, etc.
En definitiva una herramienta para tender a la mejora no al encasillamiento.
¿Favorecemos la autoevaluación durante el proceso de aprendizaje?¿De qué maneras?
Diría que en parte sí y en parte no.
Todos tendemos a considerar que hay situaciones en las que solamente nosotros sabemos evaluar bien a un alumno, por nuestra experiencia, nuestros conocimientos, etc.; es en estas situaciones donde pensamos que un alumno no tiene la capacidad de autoevaluarse y no favorecemos esta evaluación.
En cambio hay otras situaciones cuando sí la favorecemos. Pongamos como ejemplo, a parte de lo expuesto anteriormente, la corrección de un examen de forma individualizada: se pueden dar cuenta de lo que entendieron de las explicaciones, de las partes que tenían que haber puesto más esfuerzo a la hora de estudiar, de las dudas que tuvieron y que no preguntaron, etc.
¿Cómo podemos reflejar la opinión de otros agentes educativos en la evaluación?¿Consideramos qué es valiosa la opinión de otros compañeros y la del propio alumnado?¿Qué nos pueden aportar estas valoraciones?
Todo se basa en el conocimiento para poder coger lo que nos va ayudar a mejorar nuestro trabajo como docentes. Cuando recibes un curso, como el que estamos realizando, te abren un abanico de posibles herramientas que puedes aplicar para esta mejora, pero tú debes saber cuales de estas herramientas puedes utilizar y como puedes adaptarlas al tipo de alumnado, a tu forma de dar clase, a las necesidades del momento, etc. De la misma forma, te pueden ayudar la opinión de otros compañeros o la del alumnado.
Todo nos aporta un conocimiento con el que poder tener capacidad de decisión y de adaptación.
¿Por qué es importante dedicar tiempo a planificar la evaluación?
Para conseguir que todos elementos encajen como piezas de un puzle: la evaluación inicial, la evaluación de procesos, la evaluación final, la autoevaluación, la coevaluación, la heteroevaluación, etc. Son muchas cosas como para dedicarles una tarde y ya está. Es un proceso en el que tenemos que tener una base inicial, ser flexible para poder ser cambiado y adaptado a lo largo de todo el curso y tiene que servirnos para la reflexión para el siguiente curso.
En conclusión: cambio, pero no por el hecho del cambio, sino porque este cambio nos va a servir para mejorar nosotros como docentes y nos va permitir el desarrollo de nuestros alumnos, en definitiva el ÉXITO en mayúsculas o por lo menos el haberlo intentado.

En el auto de papá

Hola a todos.
La experiencia que voy a describir representó para mí un reto en el cual estuve implicado bastante tiempo. Os puede parecer una tontería, pero viendo la inversión que suponía para mi economía, tenía que tomar la decisión más acertada.
¡Tengo que comprarme un coche nuevo!
Os pongo en antecedentes. Año 2006. Tenía un coche antiguo heredado de mi hermano, que a su vez lo había comprado de tercera mano. Casado, con una niña pequeña y otra en camino. Por supuesto, debido a la antigüedad del coche y lo pequeño que era, no me servía para poder viajar con la familia con un mínimo de desahogo, comodidad y seguridad.
Comentaros que a mí me gustan mucho los coches y tiendo a leer todo lo que puedo sobre ellos (bendito internet y las posibilidades que ofrece).
Lo primero que tenía que decidir es que tipo de coche necesitaba. Un monovolumen o una berlina de tamaño medio. Sopesé los pros y contras de cada tipo de vehículo y me decidí por la berlina, debido a que los monovolúmenes pesan más, por lo que gastaría más combustible, y su carrocería se balancea más en las curvas que un coche convencional (es un problema cuando tienes una hija que se marea a la mínima).
Después tocó el turno al combustible que utilizaría el coche, diésel o gasolina. Los diésel consumen menos y es más barato a la hora de repostar, pero tienen más averías y son más caros de mantener y reparar. Indagué con cuantos kilómetros empieza a ser rentable un diésel respecto a un gasolina, y me daba una media de 40.000 kilómetros al año. Imaginaros que hago una media de 15.000 kilómetros al año, por lo que me decidí por un motor de gasolina.
¿Qué potencia debe tener el motor? La suficiente para mover un vehículo que pesa y encima iba a viajar bastante cargado. Me decidí por un motor de dos litros de cubicaje ya que me ofrecía potencia suficiente para moverlo con soltura.
Le tocaba el turno al maletero. En esto no tenía duda, tenía que ser enorme, mínimo 500 litros.
Un apartado que me llevo mucho trabajo de investigación fue la fiabilidad. En esto casi todos los expertos coincidan en lo mismo, o japones o alemán.
¡A visitar concesionarios!
Si queréis un consejo, visitar concesionarios a finales de año. En esta época los concesionarios tienen que cumplir unos ratios de venta de vehículos y te ofrecen mejores ofertas. Otro dato a tener en cuenta a la hora de comprar un coche es preguntar siempre cuando es obligatorio hacer las revisiones al vehículo y que nos van a costar las mismas. Podéis conseguir un coche muy barato en la compra pero muy gravoso en los mantenimientos. En esto los coches alemanes son mucho más caros de mantener que los japoneses. También tener en cuenta el coste de los repuestos, la disponibilidad en tiempo de los mismos. La garantía que ofrecen las marcas puede tener un problema, y es que mientras el vehículo esté en garantía tendrás que ir al concesionario a realizar los mantenimientos y reparaciones.
Fue un proceso muy laborioso, en el que visité muchas páginas web de revistas especializadas, blogs de usuarios y negociaciones con los concesionarios. Al final me decidí por un Toyota Avensis, y creo que fue una decisión acertada ya que lleva 11 años conmigo y nunca me a dado un problema.