Se ha propuesto el reto de la reflexión sobre la posible necesidad de un cambio en la dinámica habitual de la evaluación. Con vuestro permiso voy a utilizar las preguntas inspiradoras para seguir un orden en la exposición y que no se me escape nada.
¿Por qué solemos dejar la evaluación para el final de los bloques, temas, ciclos, etc.?
Después de haber realizado los retos de este módulo me he dado cuenta que no solamente hay un método de evaluación y que dejamos para el final un examen no una evaluación, inconscientemente estamos constantemente evaluando. En mi caso he concreto, utilizo todo el tiempo de clase para evaluar: preguntando sobre el contenido del tema que estoy explicando, realizando ejercicios, trabajos, prácticas, etc. no solo individuales, sino también en grupo. Por ejemplo: cuando pregunto sobre algo que estoy explicando, los alumnos se pueden dar cuenta si han entendido los conceptos, si se pueden ayudar entre ellos, a mi me puede dar una idea del grado de entendimiento de lo que estoy explicando y el ritmo que debo imprimir a la explicación, en definitiva, se puede estar constantemente evaluando, no examinando.
¿Las evaluaciones iniciales sirven realmente para algo más que para "encasillar" al alumnado?Yo creo que más que para encasillar al alumnado deben servir para elaborar una estrategia de como tenemos que abordar, por ejemplo, un módulo. Con esta evaluación nos damos cuenta sobre que elementos debemos hacer un mayor esfuerzo para que el alumno alcance el éxito: una explicación más exhaustiva en los puntos más flojos, un trabajo sobre un concepto que requiere más profundidad (si es posible en grupo para que se ayuden unos a otros), ejercicios más concretos, etc.
En definitiva una herramienta para tender a la mejora no al encasillamiento.
¿Favorecemos la autoevaluación durante el proceso de aprendizaje?¿De qué maneras?
Diría que en parte sí y en parte no.
Todos tendemos a considerar que hay situaciones en las que solamente nosotros sabemos evaluar bien a un alumno, por nuestra experiencia, nuestros conocimientos, etc.; es en estas situaciones donde pensamos que un alumno no tiene la capacidad de autoevaluarse y no favorecemos esta evaluación.
En cambio hay otras situaciones cuando sí la favorecemos. Pongamos como ejemplo, a parte de lo expuesto anteriormente, la corrección de un examen de forma individualizada: se pueden dar cuenta de lo que entendieron de las explicaciones, de las partes que tenían que haber puesto más esfuerzo a la hora de estudiar, de las dudas que tuvieron y que no preguntaron, etc.
¿Cómo podemos reflejar la opinión de otros agentes educativos en la evaluación?¿Consideramos qué es valiosa la opinión de otros compañeros y la del propio alumnado?¿Qué nos pueden aportar estas valoraciones?
Todo se basa en el conocimiento para poder coger lo que nos va ayudar a mejorar nuestro trabajo como docentes. Cuando recibes un curso, como el que estamos realizando, te abren un abanico de posibles herramientas que puedes aplicar para esta mejora, pero tú debes saber cuales de estas herramientas puedes utilizar y como puedes adaptarlas al tipo de alumnado, a tu forma de dar clase, a las necesidades del momento, etc. De la misma forma, te pueden ayudar la opinión de otros compañeros o la del alumnado.
Todo nos aporta un conocimiento con el que poder tener capacidad de decisión y de adaptación.
¿Por qué es importante dedicar tiempo a planificar la evaluación?Para conseguir que todos elementos encajen como piezas de un puzle: la evaluación inicial, la evaluación de procesos, la evaluación final, la autoevaluación, la coevaluación, la heteroevaluación, etc. Son muchas cosas como para dedicarles una tarde y ya está. Es un proceso en el que tenemos que tener una base inicial, ser flexible para poder ser cambiado y adaptado a lo largo de todo el curso y tiene que servirnos para la reflexión para el siguiente curso.
En conclusión: cambio, pero no por el hecho del cambio, sino porque este cambio nos va a servir para mejorar nosotros como docentes y nos va permitir el desarrollo de nuestros alumnos, en definitiva el ÉXITO en mayúsculas o por lo menos el haberlo intentado.
